martes, 7 de febrero de 2012

esos príncipes no existen.

¿Acaso se trata de ir besando sapos hasta encontrar al principe azul, lila, rosa o amarillo? Pues yo ya me cansé de seguir todo al pie de la letra. En mi cuento yo voy a ser la autora, y esta vez la princesa no va a besar mas ranas, ni va a esperar sentada en lo alto de la torre, ni esperará el beso de amor que la haga despertar, ni perderá el zapatito de cristal, ni necesitará de un hada madrina para sentirse fuerte y guapa. Ahora ella se cortará el vestido por encima de las rodillas, se soltará el pelo y tirará la corona hacia en cielo, se quitará esos zapatos de tacón tan incómodos y con una margarita en el pelo elegirá su camino, si llueve no importa, bailará bajo la lluvia. Y algún día, de repente, tropezará con ese alguien que le hará sentir especial, que no haya estado esperando... principe o no... ¡que más da! ¿Acaso estamos siguiendo las normas?


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